Canadá ha decidido imponer aranceles significativos a los vehículos eléctricos importados desde China. Esta medida, que entrará en vigor el 1 de octubre de 2024, establece un arancel del 100% sobre estos vehículos.
Además, se aplicará un arancel del 25% al acero y aluminio procedentes del gigante asiático. Esta decisión se alinea con las acciones similares tomadas por Estados Unidos y la Unión Europea, que también han impuesto restricciones a las importaciones de vehículos eléctricos chinos.
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, ha justificado esta medida argumentando que las políticas industriales de China están subvencionando a sus empresas de manera que perjudican a los competidores occidentales. Según Trudeau, estas prácticas crean una ventaja injusta en el mercado global y ponen en peligro la seguridad de los sectores industriales críticos de Canadá. La intención del gobierno canadiense es transformar su sector automotriz para que sea un líder global en la producción de vehículos del futuro, y consideran que los aranceles son una herramienta necesaria para proteger a sus industrias nacionales.
El sector automotriz en Canadá es de gran importancia económica, sustentando aproximadamente 125,000 empleos. Además, los sectores del acero y aluminio aportan alrededor de 130,000 puestos de trabajo. La fabricación de vehículos en Canadá está altamente integrada con la de Estados Unidos, ya que la mayoría de la producción de vehículos ligeros se exporta hacia su vecino del sur. En este contexto, los aranceles buscan proteger estos empleos y asegurar la competitividad de las industrias canadienses frente a las prácticas comerciales de China.
China, por su parte, ha expresado su descontento y firme oposición a esta medida. El gobierno chino ha declarado que los aranceles canadienses socavan las relaciones económicas y comerciales entre ambos países y ponen en peligro los intereses de las empresas y consumidores canadienses. Además, China ha argumentado que estas medidas no contribuyen al proceso de transformación ecológica de Canadá ni a los esfuerzos mundiales para combatir el cambio climático.
Según el portavoz de la Cancillería china, la industria de vehículos eléctricos de China se basa en la innovación tecnológica y la competencia en el mercado para su desarrollo, y considera que los aranceles canadienses son injustos y contrarios a las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
El sindicato principal del sector automotriz canadiense, Unifor, ha apoyado la decisión del gobierno de imponer aranceles estrictos contra los vehículos chinos. Según Unifor, los trabajadores y el sector automotriz canadiense enfrentan una competencia desleal por parte de los productores chinos, que se benefician de políticas y prácticas injustas y ajenas al mercado.
El sindicato ha argumentado que la política intencional y dirigida por el Estado de China de sobrecapacidad y la falta de normas laborales y ambientales rigurosas amenazan a los trabajadores y las empresas de la industria de vehículos eléctricos en todo el mundo.
La medida de Canadá también incluye un impuesto adicional del 6.1% que se aplica actualmente a los vehículos eléctricos producidos en China e importados a Canadá. Este impuesto adicional se aplicará además del arancel de importación de nación más favorecida. Los aranceles a las importaciones de productos de acero y aluminio procedentes de China entrarán en vigor a partir del 15 de octubre de 2024.
La decisión de Canadá de imponer aranceles a los vehículos eléctricos chinos se suma a otras medidas similares impulsadas tanto por Estados Unidos como por la Unión Europea. El sector automotriz de Canadá está altamente integrado con el de Estados Unidos, y la gran mayoría de su producción de vehículos ligeros se exporta hacia su vecino del sur. El arancel del 100% sobre los vehículos eléctricos chinos es un porcentaje similar al que comunicó previamente Washington, y en ambos casos es más agresivo que el fijado desde Bruselas.
En resumen, la decisión de Canadá de imponer aranceles a los vehículos eléctricos chinos refleja una preocupación por las prácticas comerciales de China y un esfuerzo por proteger las industrias nacionales. Aunque esta medida ha generado descontento en China, el gobierno canadiense considera que es necesaria para asegurar la competitividad y sostenibilidad de su sector automotriz y otros sectores industriales críticos.
La implementación de estos aranceles también se alinea con las acciones de otros países occidentales que buscan equilibrar el mercado global y proteger sus economías nacionales.
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