Carga aérea internacional: México Enfrenta una caída del 5.4%

El transporte aéreo de mercancías sufre una contracción histórica en los primeros ocho meses de 2025, revelando fracturas en las cadenas globales de suministro y abriendo interrogantes sobre el futuro del comercio exterior

El panorama del comercio internacional mexicano atraviesa uno de sus momentos más desafiantes. Entre enero y agosto de 2025, las operaciones de carga aérea internacional manejadas en territorio nacional alcanzaron 547,973.2 toneladas, según registros de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC). La cifra no es simplemente un dato estadístico: representa una disminución del 5.4% comparada con el mismo período del año previo, y con ella, una señal de alarma para toda la infraestructura logística del país.

Esta reducción no ocurre en el vacío. Se inscribe dentro de un contexto global donde las tensiones comerciales, las políticas proteccionistas y los reajustes en las rutas de distribución están redibujando el mapa de la logística mundial. México, como pieza fundamental en las cadenas de suministro norteamericanas, no puede mantenerse al margen de estas transformaciones.

Transporte aéreo de carga: Anatomía de una desaceleración

La contracción en el volumen de carga aérea responde a múltiples factores que convergen en un momento particularmente complejo para el comercio internacional. El primero y más evidente es la ralentización del intercambio comercial a nivel global, que ha generado una menor demanda de servicios de transporte urgente y de alto valor agregado, características distintivas del modal aéreo.

Sin embargo, el golpe más significativo proviene de las políticas arancelarias implementadas por Estados Unidos. Datos de Cassel Salpeter & Co. documentan una caída dramática del 60% en los volúmenes de carga aérea entre China y territorio estadounidense durante el período abril-agosto, coincidiendo con la entrada en vigor de nuevos gravámenes comerciales. Este desplome en una de las rutas más importantes del comercio mundial genera efectos en cascada que inevitablemente impactan a México.

La situación se vuelve aún más compleja cuando observamos las disparidades entre aeropuertos nacionales. Mientras el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) logró incrementar su manejo de carga internacional en 3.6% entre enero y julio, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) experimentó una reducción cercana al 12%. Estas diferencias revelan no solo la migración de operaciones, sino también la persistencia de patrones de conectividad y confianza operativa que favorecen a infraestructuras consolidadas.

La disminución del volumen de carga tiene consecuencias inmediatas sobre la eficiencia operativa. Cuando los aviones vuelan con menor capacidad utilizada, el costo por kilogramo transportado se eleva inevitablemente. Esto genera una espiral donde menores volúmenes producen mayores costos, lo que a su vez desincentiva el uso del transporte aéreo para ciertos productos, profundizando la contracción.

La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) ha identificado esta problemática: aunque la demanda global medida en toneladas-kilómetro de carga (CTK) muestra señales de recuperación, el factor de carga—indicador clave de eficiencia—ha disminuido. Esto significa que hay capacidad disponible que no se está aprovechando, una situación que erosiona la rentabilidad de las operadoras y presiona los márgenes de toda la cadena logística.

Transporte de carga aérea internacional: Adaptación u obsolescencia

Para las empresas que dependen del transporte aéreo internacional, esta coyuntura representa un desafío operativo y estratégico sin precedentes recientes. Los tiempos de tránsito se extienden, las tarifas se incrementan y la complejidad administrativa se multiplica. Importadores de componentes electrónicos, distribuidores de productos perecederos, comercializadores de textiles de temporada: todos enfrentan una ecuación logística más difícil de resolver.

El impacto trasciende lo puramente operativo. Las promesas comerciales que muchas empresas hacían a sus clientes—entregas rápidas, disponibilidad constante, flexibilidad en pedidos—se vuelven cada vez más difíciles de cumplir cuando las cadenas de suministro desde origen están ralentizadas. Esto pone a prueba no solo la capacidad logística, sino los modelos de negocio completos.

Sin embargo, dentro de esta turbulencia también emergen oportunidades para quienes sepan leerlas correctamente. La diversificación de rutas se convierte en una estrategia esencial: explorar conexiones alternativas, aprovechar hubs logísticos en países con tratados comerciales activos, consolidar embarques de manera más inteligente para maximizar la ocupación de cada vuelo.

La consolidación, precisamente, representa una de las respuestas más efectivas ante la baja en volúmenes. Agrupar múltiples envíos de diferentes clientes en un solo embarque permite mantener la eficiencia operativa incluso cuando los volúmenes individuales son menores. Esto requiere coordinación, tecnología y una comprensión profunda de los flujos comerciales.

Para las pequeñas y medianas empresas, el desafío es aún mayor. Sin el volumen de las grandes corporaciones, enfrentan tarifas más altas y menor poder de negociación. Aquí es donde la asesoría logística especializada se vuelve crucial: entender las opciones disponibles, evaluar modalidades combinadas, aprovechar programas de consolidación, y sobre todo, planificar con anticipación suficiente para evitar la dependencia del transporte aéreo urgente, que siempre será el más costoso.

La industria logística mexicana se encuentra en un punto de inflexión. La caída en la carga aérea internacional no es un fenómeno pasajero que desaparecerá con el próximo trimestre. Es, más bien, el reflejo de transformaciones estructurales en el comercio global que requieren respuestas igualmente estructurales. La pregunta no es si el volumen regresará a los niveles previos, sino cómo las empresas se adaptarán a una nueva normalidad donde la logística aérea internacional es más costosa, más compleja y menos predecible.

En este contexto, la ventaja competitiva no pertenecerá a quienes reaccionen más rápido ante cada crisis, sino a quienes construyan estrategias logísticas resilientes, diversificadas y fundamentadas en un conocimiento profundo de las dinámicas comerciales globales. La turbulencia continuará, pero los operadores mejor preparados encontrarán en ella no solo desafíos, sino oportunidades genuinas de diferenciación.

Maria Saucedo
Maria Saucedo
María es una periodista experimentada que combina su formación en letras con una visión estratégica de la logística, creando contenido inspirador e informativo para nuestro blog.

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