El panorama comercial de México acaba de experimentar un cambio radical. Con una decisión que marca un punto de inflexión en la política comercial nacional, el gobierno federal ha puesto un alto definitivo a las importaciones temporales de 270 clasificaciones de productos que incluyen calzado terminado, azúcares específicos, alcoholes y jarabes. Esta medida, que entró en vigor oficialmente, representa una respuesta directa al deterioro acelerado de sectores productivos estratégicos que han visto amenazada su existencia por prácticas comerciales que distorsionaban la competencia.
La magnitud de esta decisión se comprende mejor al analizar los números que motivaron la acción gubernamental. En 2024, las importaciones de calzado bajo el esquema IMMEX experimentaron un crecimiento exponencial del 159% en volumen, una cifra que reveló patrones comerciales preocupantes. Mientras en 2021 México retornaba aproximadamente seis pares de zapatos por cada par importado, para 2024 esta proporción se había desplomado a menos de un par exportado por cada importación, evidenciando que el sistema estaba siendo utilizado de manera contraria a su propósito original.
El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, reveló que la decisión surgió cuando la presidenta Claudia Sheinbaum expresó su sorpresa al conocer que México importaba calzado terminado a través de programas diseñados originalmente para fomentar las exportaciones. “Esta anomalía terminará ahora”, declaró el funcionario, explicando que la medida permitirá recuperar empleos perdidos y fortalecer la producción nacional.
Importar productos a México: El nuevo panorama regulatorio
El régimen de importaciones temporales en México está experimentando su transformación más significativa en décadas. Los programas IMMEX, creados para impulsar la industria exportadora mediante la importación de insumos sin pagar impuestos hasta el momento de la exportación, habían evolucionado hacia un mecanismo que, según las autoridades, distorsionaba gravemente el mercado interno.
La nueva regulación establece un marco más estricto para determinar qué productos pueden beneficiarse de este régimen especial. Las 355 clasificaciones de calzado terminado que ahora quedan excluidas representan prácticamente toda la gama de productos de esta industria, desde zapatos deportivos hasta calzado de vestir y trabajo. Adicionalmente, 15 clasificaciones de insumos relacionados también han sido removidas del programa.
Esta transformación no solo afecta al calzado. Los azúcares, alcoholes y jarabes específicos incluidos en la prohibición forman parte de una estrategia más amplia para proteger sectores que han mostrado signos de vulnerabilidad ante la competencia desleal. El cambio regulatorio busca restaurar el equilibrio en mercados donde la producción nacional había perdido terreno de manera acelerada.
La implementación de estas medidas representa un ajuste fundamental en la filosofía comercial mexicana. Mientras el país mantiene su compromiso con el libre comercio y la integración global, reconoce la necesidad de proteger industrias estratégicas que generan empleo y valor agregado en territorio nacional. Este balance entre apertura e protección inteligente marca una nueva etapa en la política económica del país.
Importación de calzado a México: Crisis y oportunidad de renacimiento
La industria del calzado mexicana atravesaba por su peor crisis en décadas antes de esta intervención gubernamental. Los datos oficiales revelan una historia de declive sostenido: entre 2019 y 2024, el PIB del sector experimentó una contracción del 3.1% anual, mientras que la producción apenas logró mantenerse estable con una disminución del 0.1%. Más preocupante aún, el empleo en la industria se redujo 2.8% anualmente, llevando la capacidad de planta utilizada a disminuir 16.6 puntos porcentuales.
El año 2024 representó el punto más crítico de esta crisis. Comparado con 2023, el PIB sectorial se desplomó 12.8%, la producción se contrajo 12.5% y se perdieron 10,958 empleos formales, colocando al sector en niveles de empleo “sin precedentes” según reconoció oficialmente la Secretaría de Economía.
México ocupa actualmente la posición 18 entre los mayores importadores mundiales de calzado, con compras por 2,163 millones de dólares en 2024, un incremento del 15% respecto al año anterior. China domina como principal proveedor con 897 millones de dólares, seguida por Vietnam con 618 millones, Indonesia con la misma cifra, Italia con 244 millones y Camboya con 59 millones de dólares.
La paradoja que motivó la intervención gubernamental radica en que, mientras México importaba masivamente calzado terminado, su industria nacional se desvanecía. Las importaciones bajo el régimen IMMEX no solo crecieron exponencialmente, sino que revelaron precios implícitos a la baja del 19.9% anual entre 2021 y 2024, sugiriendo prácticas de competencia desleal.
Con la nueva regulación, la industria del calzado mexicana tiene la oportunidad de renacer. Las empresas nacionales podrán competir en condiciones más equitativas, mientras que las importaciones de insumos y materias primas continuarán siendo posibles bajo el esquema IMMEX. “Ya no vamos a traer ese calzado que no pagaba ni IVA”, explicó Ebrard, anticipando que la medida permitirá “incrementar la producción nacional, evitar el contrabando y mejorar la competitividad de la industria”.
Esta decisión marca el inicio de una nueva era para el calzado mexicano, donde la protección inteligente del mercado interno se combina con la apertura selectiva para crear condiciones que favorezcan tanto a productores como a consumidores nacionales.