El Puerto de Manzanillo, que maneja más del 40% de los contenedores que ingresan a México, atraviesa por la peor crisis operativa de su historia reciente. Lo que comenzó como una protesta laboral de cinco días en mayo se ha transformado en un colapso sistémico que ya supera las cuatro semanas de duración, exponiendo debilidades críticas en la infraestructura logística más importante del Pacífico mexicano.
La crisis se desató el 12 de mayo cuando los trabajadores aduanales iniciaron una huelga que paralizó completamente las operaciones portuarias. Aunque el paro fue oficialmente levantado el 16 de mayo tras negociaciones entre autoridades y manifestantes, las secuelas de esta interrupción han demostrado ser mucho más profundas y duraderas de lo que cualquier actor involucrado pudo anticipar.
El problema central radica en que la reanudación de actividades ha sido apenas parcial, con personal insuficiente para manejar el volumen operativo normal del puerto. La situación en la aduana del Puerto de Manzanillo continúa sin mejoras significativas, pues la reanudación de actividades ha sido parcial y con personal insuficiente, según reconoció SSA Marine México en un comunicado oficial.
La acumulación masiva de contenedores ha saturado los patios del puerto, generando un efecto dominó que paraliza toda la cadena logística. Los tiempos de revisión por unidad se han extendido hasta 72 horas, convirtiendo lo que debería ser un proceso fluido en un cuello de botella crítico que afecta a miles de empresas en todo el país.
Noticias de Manzanillo
La magnitud de la crisis ha captado la atención nacional e internacional, posicionando al Puerto de Manzanillo en los titulares por razones completamente opuestas a su tradicional rol como motor del comercio mexicano. Las cifras que emergen día a día pintan un panorama cada vez más preocupante para la economía nacional.
El Puerto de Manzanillo enfrenta una crisis logística sin precedentes. Paros, demoras y pérdidas millonarias afectan al transporte y comercio exterior, según reportes especializados que describen la situación como un “caos logístico” de proporciones históricas.
La Asociación de Industrias Maquiladoras y Manufactureras de Exportación (Index Occidente) ha cuantificado las pérdidas en más de 150 millones de dólares, una cifra que continúa creciendo diariamente mientras persiste la crisis. Esta estimación no incluye los costos indirectos asociados con la interrupción de cadenas de suministro, retrasos en entregas y la pérdida de competitividad comercial.
La Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (Canacar) ha documentado cómo numerosas empresas transportistas se encuentran al borde de la bancarrota. El Puerto de Manzanillo, considerado uno de los principales nodos logísticos del Pacífico mexicano, enfrenta una situación crítica que ya ha generado pérdidas millonarias y ha puesto a numerosas empresas transportistas al borde de la quiebra.
Miguel Ángel Martínez Millán, presidente de Canacar, ha sido la voz más vocal en denunciar la gravedad de la situación. Su organización ha exigido la creación inmediata de una mesa de crisis que articule soluciones entre el gobierno federal y el sector privado, advirtiendo que México no puede permitirse que su puerto más estratégico opere en condiciones de colapso total.
Actividades del Puerto de Manzanillo
Antes de la crisis, el Puerto de Manzanillo se consolidaba como el corazón logístico del comercio exterior mexicano, manejando volúmenes récord que reflejaban el dinamismo de la economía nacional. El puerto de Manzanillo moviliza más del 40 por ciento de los contenedores que ingresan al país, por lo que cualquier interrupción en su operación representa un impacto directo en la economía nacional.
La infraestructura portuaria, que en condiciones normales procesa más de cuatro mil unidades de autotransporte diariamente, se ha visto completamente rebasada por la acumulación de contenedores. Los patios de almacenamiento operan muy por encima de su capacidad diseñada, creando un escenario logístico insostenible que compromete la eficiencia operativa a largo plazo.
Las dos terminales principales del puerto – Contecon y SSA Marine – han reportado limitaciones severas en su capacidad operativa. El rezago ha limitado la capacidad operativa de ambas terminales y de no concretarse las citas programadas para el lunes 02 de junio, las Terminales se verán severamente afectadas, según advertencias emitidas a finales de mayo.
La situación se ha agravado porque las operaciones de importación y exportación se han visto igualmente afectadas. En condiciones normales, el puerto maneja un equilibrio donde el 44% de la mercancía corresponde a importaciones y el 41% a exportaciones, un flujo bidireccional que ha quedado completamente desarticulado por la crisis actual.
Los transportistas han reportado esperas de varios días para poder ingresar al puerto, con filas interminables de camiones que se extienden por kilómetros en las carreteras de acceso. Esta congestión no solo afecta las operaciones portuarias, sino que genera un impacto regional en la movilidad y el comercio local de Manzanillo y Colima.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha reconocido públicamente que las aduanas mexicanas siguen siendo puntos vulnerables del sistema logístico nacional. Su administración ha llamado a encontrar un equilibrio entre el control fiscal necesario y la eficiencia operativa que demanda el comercio internacional moderno.
A más de un mes del inicio de la crisis, las perspectivas de una solución rápida se desvanecen día a día. Es imposible que el rezago de operaciones en el puerto se resuelva para el 2 de junio, como las autoridades portuarias han asegurado, según declaraciones del Consejo Empresarial de Manzanillo.
La resolución de esta crisis se ha convertido en una prueba de fuego para las capacidades de gestión del gobierno federal y un indicador clave de la resilencia del sistema logístico nacional frente a disrupciones futuras.