La revolución tecnológica ya sobrevuela el país. Los drones están transformando sectores tan diversos como la agricultura, la construcción, la vigilancia y el entretenimiento. Pero es en la logística donde estos vehículos aéreos no tripulados prometen su impacto más disruptivo: convertir el cielo mexicano en una nueva autopista comercial. El mercado de drones en México alcanzó 460.5 millones de dólares en 2024 y se proyecta que llegue a 1,124.6 millones para 2033, con un crecimiento anual del 10.43%. Sin embargo, mientras el potencial económico despega, el país enfrenta obstáculos regulatorios que podrían dejarlo en tierra firme mientras otras naciones avanzan.
Drones en logística: un mercado que busca su camino
A nivel global, las entregas mediante drones aumentaron más del 80% entre 2021 y 2022, alcanzando aproximadamente 875,100 entregas. Esta tendencia refleja la creciente confianza en una tecnología que promete resolver uno de los grandes dolores de cabeza de la industria: la última milla, ese tramo final de la entrega que puede representar hasta el 50% de los costos logísticos totales.
En México, el panorama presenta luces y sombras. Con datos hasta abril de 2024, existen 6,636 drones registrados ante la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC), de los cuales 6,036 son de tamaño “micro”, 535 “medianos” y 65 “grandes” De estos, más de la mitad se utilizan para actividades comerciales, aunque la logística de última milla sigue siendo un territorio mayormente inexplorado.
El potencial es innegable: entregas más rápidas que sortean el caótico tráfico urbano, acceso a zonas rurales donde los camiones no llegan, y una huella de carbono significativamente menor al funcionar con electricidad. Empresas como Amazon y Mercado Libre han informado recientemente que buscan entregar paquetes vía dron, señalando el interés de los gigantes del comercio electrónico en esta tecnología.
Sin embargo, el verdadero valor de los drones no está en reemplazar al repartidor tradicional en zonas urbanas densas, sino en resolver problemas específicos donde el transporte convencional es ineficiente o imposible. El sector sanitario lidera la adopción práctica: transportar muestras médicas, medicamentos urgentes o incluso órganos para trasplantes donde cada minuto cuenta. En comunidades rurales y zonas montañosas, los drones ofrecen una alternativa viable para productos de poco peso pero alto valor añadido, donde establecer rutas terrestres resulta antieconómico.
Logística con drones: el laberinto regulatorio mexicano
A pesar del entusiasmo, la integración de drones en las cadenas de suministro mexicanas enfrenta obstáculos que van mucho más allá de lo tecnológico. La jurisdicción está bajo la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC), regulada por la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) desde 2017, pero expertos señalan que el marco actual resulta insuficiente para las ambiciones logísticas del futuro.
La normativa actual exige que todos los drones que pesen más de 250 gramos deben registrarse en línea a través del portal de la AFAC. Además, se han implementado sistemas de identificación remota que permiten a las autoridades monitorear vuelos en tiempo real, aumentando la vigilancia pero también la complejidad operativa para las empresas.
En un taller trilateral sobre medidas contra sistemas aéreos no tripulados realizado en preparación al Mundial de Futbol 2026, quedó claro que México no cuenta con estándares ni reglamentación para el vuelo de artefactos arriba de 29 kilos en entornos urbanos. Esta ausencia de claridad normativa genera incertidumbre para las empresas que desean invertir en tecnología de drones para la logística.
El desafío no es solo regulatorio. Las empresas deben establecer mecanismos de seguridad operacional, políticas y procedimientos internos apegados al marco normativo nacional, que se deriva de estándares internacionales de la OACI (Organización de Aviación Civil Internacional). La profesionalización de los pilotos de RPAs (Sistemas de Aeronaves Pilotadas Remotamente) se vuelve crítica cuando se contemplan decenas o cientos de drones sobrevolando ciudades densamente pobladas como la Ciudad de México.
La infraestructura también juega en contra. Sin sistemas comunes de control de tráfico aéreo para drones, la integración ordenada en el espacio aéreo se vuelve casi imposible. Las ciudades mexicanas necesitan reimaginar su arquitectura aérea, definiendo corredores específicos que eviten sobrevolar zonas de alta densidad poblacional, edificaciones sensibles y aeropuertos comerciales.
La experiencia internacional sugiere que el modelo viable no es el de drones entregando paquetes directamente en balcones urbanos—una fantasía logística cuando se considera que para mover la carga de un solo camión se necesitarían decenas de drones—sino el de corredores aéreos específicos que conecten centros de consolidación en la periferia con puntos de distribución urbanos, donde el reparto final sigue siendo terrestre.
La falta de regulación clara para tecnologías como los drones comerciales es una limitante que convierte escalar su uso en un desafío significativo. Mientras tanto, países de la región avanzan con marcos normativos más flexibles y programas piloto que permiten a las empresas experimentar sin enfrentarse a procesos de certificación prohibitivamente costosos.
El riesgo para México no es tanto quedarse fuera de un mercado urbano de entregas masivas—que quizás nunca se materialice de forma generalizada—sino perder la oportunidad de liderar en nichos específicos donde los drones sí aportan valor incuestionable: emergencias médicas, entregas urgentes a zonas remotas, monitoreo de infraestructura crítica y soporte en desastres naturales.
Empresas como Amazon, DHL y Mercado Libre ya lideran la transición hacia tecnologías más limpias y eficientes, con Amazon implementando camionetas eléctricas y explorando el uso de drones para entregas de última milla. La pregunta es si México podrá crear un entorno que permita a estas innovaciones florecer o si la combinación de burocracia, preocupaciones de seguridad y falta de infraestructura mantendrá al país mirando hacia el cielo sin poder tocarlo.
La revolución de los drones en la logística mexicana está en el horizonte, pero su forma final dependerá de que autoridades, empresas y sociedad encuentren el equilibrio entre innovación y seguridad, entre ambición económica y responsabilidad social. El mercado proyectado de más de mil millones de dólares para 2033 no llegará por sí solo: requiere decisiones valientes hoy para construir la infraestructura y el marco regulatorio del mañana.


