Cempasúchil en Día de Muertos: tradición que florece con derrama millonaria en toda la República

La flor emblemática mexicana impulsa ventas de hasta 90% en florerías mientras productores nacionales proyectan cifras históricas en esta festividad ancestral.

El Día de Muertos se consolida año con año como una de las celebraciones más significativas no solo en el aspecto cultural, sino también en el económico para México. Esta festividad ancestral, reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, moviliza millones de pesos en diversos sectores comerciales a lo largo y ancho del país, siendo las florerías las principales beneficiadas con incrementos de ventas superiores al 90 por ciento.

La derrama económica que genera esta tradición alcanza cifras impresionantes en distintas regiones del país. Desde pequeñas comunidades hasta grandes ciudades, el comercio formal de flores experimenta su temporada más próspera del año. Los empresarios del sector floricultor reportan que estas fechas representan hasta el 30 por ciento de sus ingresos anuales, convirtiendo al Día de Muertos en un pilar fundamental para la sostenibilidad de sus negocios.

Antonio Mejía, representante de florerías en una de las cámaras de comercio del país, destaca que las expectativas para este año son positivas gracias al compromiso renovado de las autoridades y al entusiasmo de las familias mexicanas por mantener vivas sus tradiciones. “Cada año vemos cómo las nuevas generaciones se suman a esta celebración, lo que garantiza la continuidad de esta importante actividad económica”, señaló.

Cultivo de flor de cempasúchil: el oro naranja que alimenta la tradición

El cempasúchil, esa flor de pétalos naranjas y aroma inconfundible que guía a las almas de regreso a casa según la cosmovisión mexicana, es mucho más que un símbolo espiritual. Detrás de cada ramo que adorna altares y tumbas existe toda una cadena productiva que sostiene a miles de familias campesinas en el país.

Puebla se erige como el gigante indiscutible de la producción nacional de cempasúchil. Los datos de la Secretaría de Desarrollo Rural y Agricultura (Sader) revelan que este año se comercializarán 16,000 toneladas de esta flor emblemática solo en territorio poblano, lo que representa un impresionante crecimiento del 20 por ciento respecto al ciclo anterior. La derrama económica proyectada alcanza los 40 millones de pesos, una cifra histórica que refleja tanto el aumento en la demanda como la expansión de las áreas de cultivo.

Atlixco, municipio poblano conocido como “El portal de las flores”, concentra más de la mitad de esta producción. Con ventas estimadas en 22 millones de pesos, esta región se ha especializado en el cultivo del cempasúchil a través de técnicas transmitidas de generación en generación. Los otros nueve municipios productores de Puebla aportarán en conjunto 18 millones de pesos adicionales, consolidando al estado como el corazón floricultor del Día de Muertos.

Ana Laura Altamirano Pérez, titular de la Sader estatal, enfatiza que este cultivo genera empleos temporales y permanentes que benefician a comunidades enteras. “Desde la preparación de la tierra hasta la cosecha y comercialización, el cempasúchil moviliza mano de obra familiar y contratada, fortaleciendo la economía rural”, explicó.

El ciclo productivo del cempasúchil es un ejemplo de planificación y tradición agrícola. Los productores inician el proceso meses antes de la celebración, preparando meticulosamente la tierra y seleccionando las mejores semillas. Durante el crecimiento, cada planta recibe cuidados específicos: riego controlado, fertilización natural y protección contra plagas. El resultado es un mar naranja que transforma los campos mexicanos en un espectáculo visual justo antes de la festividad.

Más allá de Puebla, estados como el Estado de México, Michoacán, Oaxaca y Guerrero también contribuyen significativamente a la producción nacional. Cada región aporta variedades particulares de la flor, desde el cempasúchil de tamaño grande hasta las versiones más pequeñas y compactas, todas igualmente apreciadas en los mercados.

Un mercado que florece con la tradición

El comercio de flores durante el Día de Muertos no se limita al cempasúchil. Las florerías y mercados ofrecen una amplia variedad de especies que complementan las ofrendas: nube, crisantemos, gladiolas y rosas, entre otras. Sin embargo, ninguna logra igualar el protagonismo del “clavel de muertos”, como también se conoce al cempasúchil en algunas regiones.

Los puntos de venta se multiplican durante estas fechas. Desde establecimientos formales hasta tianguis especializados, la oferta se adapta a todos los presupuestos. Las familias mexicanas destinan una parte importante de sus recursos a la compra de flores, considerándolas un elemento indispensable para honrar adecuadamente a sus difuntos.

Los mayoristas reportan que la demanda inicia con anticipación, desde mediados de octubre, y alcanza su pico máximo el 1 y 2 de noviembre. Esta concentración de ventas requiere una logística compleja que involucra transporte refrigerado, almacenamiento temporal y distribución eficiente para garantizar que las flores lleguen frescas a su destino final.

El Día de Muertos demuestra así su capacidad para entrelazar lo sagrado con lo económico, lo ancestral con lo contemporáneo. La flor de cempasúchil, con su color vibrante y su aroma penetrante, continúa siendo el puente dorado que conecta a los vivos con sus muertos, mientras sostiene la economía de miles de familias mexicanas que cultivan, comercializan y honran esta tradición milenaria que nos define como nación.

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